7 de diciembre de 2010

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Golpeando las puertas del cielo.

El problema es la obsesión que se tiene con la felicidad. Todos, absolutamente todos estamos buscando la felicidad ¿Y qué es lo único que se encuentra? Amargura. ¿Por qué? Porque esa felicidad que tan obsesionados estamos buscando es lo que nos está torturando en verdad. Vivimos amargados buscando ese algo que nos falta, ese algo que no tenemos, ese algo que de tenerlo nos haría más felices. Vivimos en las mismísimas puertas del cielo, siempre ahí a punto de entrar, a punto de llegar, a punto de conseguir esos cinco que faltan para el peso. Siempre ahí, queriendo llegar a la felicidad.

Vivimos en las puertas del paraíso, y si cruzamos esa puerta todo se termina. Porque esa felicidad, supuesta, ese cielo, ese paraíso, es que nada falte ¿pero qué pasa? Siempre falta algo. Y está muy bien que sea así, porque eso que nos falta es lo que nos mantiene vivos.

La felicidad no es tenerlo todo, la felicidad son esos momentos lindos, fugaces, esos chubasquitos de éxtasis que ocurren muy de cuando en cuando, mientras uno sigue buscando ese algo que falta. Si vivimos siempre amargados buscando eso que nos falta vamos a estar siempre ante las puertas del cielo, siempre mirando la fiesta desde afuera.

La amargura de buscar la felicidad y no encontrarla, de estar en las puertas del paraíso y no poder entrar, esa amargura nos hace perder de la fiesta, de la fiesta de estar vivos. Así que... dejemos de pensar tanto en la felicidad y el paraíso, y mejor sumémosnos a la fiesta que está buena. Vivamos!

1 comentario:

  1. Dicen que el ser humano es un ser inconforme por naturaleza, he ahí una respuesta. Pero en todo caso disfracemos la amargura en lo que podríamos llamar deseo de superación. La vida es sencilla.
    Saludos, El Blog Censurado
    www.elblogcensurado.blogspot.com

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